¿Y si le digo que sí?: cambios con Scrum
Antes de aceptar que algo ha cambiado en nuestras vidas para quedarse, de manera natural las personas pasamos por etapas donde primero negamos que realmente nuestro status quo ha sido afectado, nos empecinamos en buscar al culpable y nos preguntamos qué tiene el mundo en nuestra contra. Si bien el sentir ira es la reacción más natural ante el cambio, también es importante considerar que cuanto menos tardemos en aceptar los cambios, menores serán los efectos colaterales que estos produzcan.
Cuando estamos desarrollando una solución de software es muy habitual que el usuario requiera cambios. Es ahí donde radica la importancia de las metodologías ágiles ya que éstas tienen presente que es mucho más relevante responder pronto y adecuadamente ante los cambios, en lugar de preservar un plan y seguirlo a rajatabla. Scrum nos invita a vivir la experiencia de desarrollar software teniendo como objetivo el satisfacer a nuestros cliente actuando con rapidez ante los cambios realizando entregas periódicas donde se pueda ver y comprobar que lo que se está desarrollando es realmente lo esperado. Debemos aprovechar esta visión, dado que la mayor satisfacción que podemos sentir los que amamos esta profesión es crear un producto que responda adecuadamente a las expectativas de los usuarios al punto de deleitarse cada vez que vayan a usarlo.
Incorporar los valores que configuran la forma de pensar con Scrum debe “resetear” nuestra forma de afrontar los retos implícitos del desarrollo de software considerando que debemos estar enfocados, comprometidos, actuando con franqueza, respetuosos y sobretodo demostrando con coraje que se puede vencer cualquier desafío que tengamos enfrente haciendo lo correcto.
Esto me recuerda la ocasión en la que durante la Review del segundo sprint en un proyecto donde se buscaba construir una aplicación que gestione la documentación de una empresa, le estábamos demostrando el uso del formulario de registro al sponsor del proyecto de acuerdo a las indicaciones iniciales que nos habían entregado cuando vio por conveniente hacer un giro de 180 grados y redefinir los criterios de clasificación documental. Esto implicaba cambiar el modelado en la base de datos, el servicio de alta que habíamos construido y la interfaz de registro. Muchos en el equipo sintieron inicialmente que se habían echado al tacho cuatro semanas de mucho esfuerzo y dedicación, pero comprendieron que era mejor dar la vuelta completa ahora que dentro un plazo mayor. Se planificó ejecutar las modificaciones en el siguiente sprint y dada la base con la que ya se contaba, se pudo tener listos los cambios para la siguiente revisión.
En conclusión, invoco a los lectores a aceptar los cambios como lo que son: una oportunidad para entregar satisfacción a nuestros clientes mediante un software funcional y que responde a sus necesidades reales. Y entonces, ¿les damos la bienvenida a los cambios en el desarrollo de software?